Cansada de no encontrar
un instante entre tanto tiempo.
Las ideas fluyen entre mis dedos inmóviles,
que esperan ese rato que las horas no me dan.
Para cargarse de energía 
que cada día pierdo
por trabajar sin calma, 
en lugar de alimentar el alma
y dedicarme a mi.
Y lo peor de esta absurda realidad,
es que a pesar de su evidencia,
sigo necesitando ese trabajo
que día a día más me desvía
y menos me deja avanzar.
Pero sigo fiel a mi instinto
y a mis ganas de crear,
a esa fuerza invisible 
que siempre me empuja a continuar,
escribiendo ese destino
que olvidé cuando decidí bajar.

V.
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