Tengo miedo, no sé cómo ni por qué motivo he llegado hasta aquí, mis amigos y familiares no me acompañan en este viaje desconocido donde la gente se confunde en la oscuridad, donde la vida parece no existir, donde no hay esperanzas, sólo imposibles.
Este lugar es horrible, me siento desfallecer; los hombres mueren en soledad sin nadie que los eche en falta, sin ningún motivo ni explicación; mueren por la rabia incontrolada de otros que, como ellos, sino matan son las víctimas. La ignorancia de toda esta gente y la mía propia, es una de las causantes de esta guerra sin sentido, de este acto macabro propiciado por personas lejanas a estas calles fúnebres, a estas armas mortales, a esta sangre, a estas vidas perdidas,… personas sin corazón que pretenden quitarnos el nuestro haciéndonos enfrentar en una batalla inútil, en la que no compensan las muertes ni los riesgos innecesarios de tantos inocentes, por una porción de tierra o la asquerosa sensación de poder sobre los otros.
A mí nadie me preguntó si quería venir, nadie me ha explicado por qué ideal estoy luchando, por quién lo hago, ni qué habían hecho mis desconocidos adversarios para tener que matarlos. Yo sólo soy un chico de 17 años, forzado a alejarse de su casa y dejar a todos aquellos a quienes quería, para asistir a una cruel guerra en la que me tengo que defender de aquellos que me atacan, continuo sin saber porqué lo hacen y dudo que ellos lo sepan. Cada paso, cada mirada, cada temblor pienso que puede ser el último, como todos los que estamos aquí asustados sin salida, ignorando quién está en un bando y en otro. Los hombres se diferencian por clases en la vida, pero en realidad, todos somos iguales en la muerte, sentimos lo mismo, sufrimos con la misma intensidad y estamos igual asustados cuando llega la hora.
No importa a qué año me refiero ni siquiera de qué guerra hablo, lo único que importa es entender que todas las guerras representan lo mismo para todo el mundo, en cualquier sitio y en cualquier tiempo. Supone sufrimiento, miedo, odio, oscuridad. Una oscuridad tan enorme que permanece en cada una de las personas que la han vivido y hace que sea imposible olvidar, que cuando el dolor llega demasiado deprisa, ya es demasiado tarde.
Puede que esto acabe ahora mismo o puede que sólo acabe de empezar, de todos modos no lo sabré nunca, ya no pertenezco a este mundo, me han echado de él sin ningún motivo ni explicación, sin juicio ni base; me han quitado la vida por una razón que no conozco y que si existiera no entendería… porque es imposible entender, que a costa de perder vidas, se ganen batallas.

V.
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